Bendecido por una geografía que quita el aliento y un no sé qué que no deja de seducir a los visitantes, el pueblo resguardado por el Cerro del Tepozteco es tierra de misticismo, artesanías, clima inmejorable y relajación, pero sobre todo de buena vibra y energía que revitaliza. Se incorporó al programa Pueblos Mágicos en el año 2010. Su nombre proviene de la lengua náhuatl y significa "lugar del hacha de cobre".